Se le denomina como hipertrofia mamaria al desarrollo exagerado y rápido de las mamas en la segunda década de la vida. Esta condición puede presentarse en uno o ambos senos.
Para determinar cuándo un crecimiento debe ser considerarse hipertrofia, es necesario primero revisar la clasificación definida para las mamas. Un seno normal suele pesar entre 250 a 400 gramos. A partir de este valor, se considera hipertrofia mamaria y la misma podría clasificarse en: leve (entre 400 y 600 gramos), moderada (entre 600 y 800 gramos), severa (entre 800 y 1,400 gramos) y gigantomastia (más de 1500 gramos).
Sin embargo, debemos considerar hipertrofia a todo aquel tamaño de senos que incomode a una mujer, estética y físicamente. Esta condición suele representar un gran problema para estas pacientes. En muchas ocasiones, genera dolor de espalda con adormecimiento de brazos y manos, estas últimas asociadas a la presión que ejercen las tiras del sostén sobre los hombros.
También presentan irritaciones en la piel producto del roce y la humedad. La gran mayoría de las veces, las pacientes sienten inconformidad por sus mamas, una condición que llega incluso a afectar su autoestima y seguridad.
Son precisamente estas pacientes las candidatas a someterse a un procedimiento de cirugía plástica de reducción de senos.
Las causas más comunes de gigantomastia están relacionadas con la obesidad, trastornos glandulares, la menopausia precoz, la pubertad, el embarazo después de la hipertrofia, la diabetes, la herencia y los trastornos emocionales.
La técnica
La mamoplastia reductora, como se le denomina a la cirugía plástica dirigida a la reducción de senos, es una intervención quirúrgica que tiene como objetivo corregir la hipertrofia mamaria, disminuyendo el volumen y el peso del seno, mediante la realización de una serie de incisiones quirúrgicas, que permitirán retirar el exceso de tejido y la flacidez de las mamas. De esta forma, se logra colocar los senos en una posición más armónica con el resto del cuerpo y se obtiene un excelente aspecto estético.
Este tipo de cirugías conlleva tres cicatrices que difícilmente se pueden obviar. La primera es alrededor de la areola, la segunda es vertical (de la areola al surco submamario) y la tercera es horizontal (recorriendo el surco submamario). La forma resultante se denomina por algunas personas como "ancla".
Es importante que la paciente que decida someterse a esta operación sepa que de no realizarse la técnica adecuada (con las cicatrices que sean necesarias) el resultado no será satisfactorio ni durará el tiempo que debería durar. Es preferible realizar las cicatrices que sean necesarias y así obtener una forma mucho más bonita y duradera. Al final las heridas quirúrgicas, cuando evolucionan satisfactoriamente, pasan prácticamente desapercibidas.
Las técnicas principales se pueden usar para realizar una mamoplastia reductora, que consiste en preservar la circulación con un "pedículo" que lleva una arteria, una vena y un nervio al complejo areola-pezón para darle vida y sensibilidad.
La duración del procedimiento, dependiendo de la técnica a utilizar y las características anatómicas de cada paciente, puede oscilar entre tres y cuatro horas y se realiza utilizando sedación intravenosa con propofol.
En la fase postoperatoria, se administran analgésicos, y anti inflamatorios para controlar el dolor y las molestias. De rutina, se deja durante dos o tres días un drenaje en cada seno, con la finalidad de evacuar la sangre que normalmente se genera tras la intervención.
La paciente operada debe utilizar un sostén postoperatorio durante un periodo que varía entre una y tres semanas. Se recomienda la realización de ultrasonidos y drenajes linfáticos a partir del tercer día postoperatorio.
El reintegro a las actividades deportivas o recreacionales ocurre aproximadamente después de un mes post operatorio.
La inflamación de los senos dura algunas semanas y la forma definitiva de la mama sólo se podrá evidenciar después del tercer mes de postoperatorio, llegando incluso a observarse cambios definitivos después del año. La mamoplastia reductora no afecta la lactancia materna.
La mamoplastia reductora es un procedimiento quirúrgico con altos niveles de seguridad, que logra un cambio importante en la imagen corporal de las pacientes y que produce gran satisfacción en ellas.